“…plantar, labrar, sembrar, cosechar, desterrar, abonar, todos conforman los ciclos de la abundancia de la semilla perpetua. Volver al Edén, al paraíso perdido, al estado de exaltación suprema” (inspirado por el Arcángel Jofiel, Juliana Acosta, 2005)
Las plantas irradian luz
El paraíso perdido, el Edén, está dentro de cada uno. No lo encontramos ni lo sentimos, porque no lo buscamos. Una forma de recuperarlo, de vivenciarlos diariamente, es en contacto con la plantas y, si las plantamos y cuidamos nosotros tanto mejor.
¿Se han dado cuenta del cambio que experimentamos cuando nos enfrentamos a la presencia de una rosa, a un arreglos floral? Sonreímos, nos brillan los ojos, o simplemente exclamamos como niños ¡que bella! ¿Verdad?, nos cambia inmediatamente el gesto de la cara - y hasta la postura- aún cuando nos encontremos molestos, tristes o nos sintamos enfermos.
Es la maravilla de la naturaleza, de las plantas, esas que con su original sabiduría andan constantemente buscando la luz, porque de ella extraen la energía necesaria para poder vivir, para mantenerse bellas.
Pero el mundo vegetal es una expresión Divina, está ahí para servirnos y asistirnos. No sólo nos han alimentado y proporcionado curas para las enfermedades desde añejos tiempos, sino que también es una fuente de energía para nivelar la nuestra y la del ambiente donde nos encontramos. Es que al ser creaciones de Dios, las plantas al igual que nosotros están amparadas por seres divinos que las ayudan a limpiar su hábitat, su espacio energético y en consecuencia, auxilian para que la energía de los que nos encontramos en su medio fluya mejor.
Las plantas nos liberan de las energías negativas
Nosotros compartimos nuestro campo energético con ellas y, es literalmente cierto que sienten cuando estamos triste, alegres, deprimidos. De la misma forma que extraen el anhídrido carbónico y por medio de la fotosíntesis lo convierten en oxígeno, son capaces también de absorber nuestras energías negativas adheridas a nuestro sistema y así limpiar nuestros canales energéticos para que su flujo se normalice.
Por eso es muy importante que en tu casa y tu oficina mantengas una o varias plantas de tu gusto. También puedes recurrir a las flores naturales, no sólo la belleza de las mismas te inundará, sino que también puedes beneficiarte de sus aromas. Eso si, cuando las flores se marchiten remuévelas rápidamente porque ya han dejado de irradiar su luz.
Algunos beneficios de la luz de las plantas en nuestros ambientes
Los beneficios de la luz de las plantas en los ambientes son innumerables, pero te mencionaré algunos.
1. Los lugares cambian inmediatamente, se ven positivamente diferentes. Son más hermosos porque las plantas sirven para decorar y adornar.
2. Los espacios irradian una sensación de frescura y, tú y los que llegan siente una sensación de ligereza y bienestar.
3. Limpian el espacio energético donde se encuentran alejando las energía negativas o malas vibraciones, tanto las tuya como de los demás.
4. Las plantas equilibran el espacio energético que ocupan al absorber los temores, miedos, iras e inseguridades de los que estamos ahí y ayudan a cargar nuestro sistema.
Como buscar la luz en tus plantas
Cuando te sientas cansado, triste, molesto, observa tu planta, admira su tranquilidad, recréate en su belleza, siente la serenidad y paz que te embargan. Ahora concéntrate en tu interior, escucha los latidos de tu corazón, bloque los pensamientos, conéctate con es yo interior, conéctate con tu Edén. ¿Qué te dice? No eres tus problemas de dinero, de pareja, laborales, no eres tus temores y miedos. Eres una semilla que el Creador ha sembrado para que crezca fuerte y bella, para que florezca. Eres amor, confía en tu Jardinero, confía en Dios que te observa y con seguridad te ayudará en tus tribulaciones.
Por todos lo beneficios que te dan, las plantas tan sólo te piden una única retribución. Cuídalas: riégalas, pódalas, abónalas…. te lo devolverán con creces.