18.9.12

LA SEGUNDA CAPA DEL CAMPO ENERGÉTICO HUMANO


Anatomía de tu cuerpo emocional

La segunda capa recibe el nombre de cuerpo emocional. Desde el punto de vista de su conformación, esta capa sigue al contorno del cuerpo etéreo (o primera capa) pero a diferencia de éste no es un duplicado del cuerpo físico sino más bien una silueta ovoide, de apariencia nubosa pero semi transparente, con diferentes matices de colores y variados niveles de brillantez. “…la luz que brilla en él se descompone en mil tonalidades distintas, pero la fuente de esa luz no viene del exterior: es generada por el propio medio. El campo emocional es autoluminoso. (Van Gelder, D, 1991, p.43)

Como he venido insistiendo  en mis otros artículos, cada capa del campo energético humano no está separada de la otra sino que se penetran, se funden, se traspasan. En este caso el cuerpo emocional atraviesa y luego rodea al etérico (la primera capa),  extendiéndose hacia afuera a unos 30 o 45 centímetros con relación al cuerpo físico. 

El cuerpo emocional es el del amor propio

La extensión del segundo campo está en relación directa con la salud de nuestro portafolio emocional o auto-emociones ya que se asocia con los sentimientos y emociones hacia nosotros mismos, es decir, el amor propio. Es el nivel que indica cuánto  nos amamos y nos aceptamos.

Cuando nuestras auto emociones y auto sentimientos son negativos, como por ejemplo: cuando no nos queremos tal cual somos, cuando nos odiamos o menospreciamos físicamente, cuando negamos lo que realmente somos, cuando nos sentimos a disgusto con nosotros, cuando tenemos miedos, los colores del campo correspondiente al cuerpo emocional tienden a perder brillo y tornarse  opacos u obscurecidos y el campo se verá más estrecho o menos extendido hacia afuera.
Dibujo del aura caratrística del cuepo emocional

En la medida que alberguemos sentimientos y emociones positivas hacia nosotros, el campo se tornará brillante y con colores de tonalidades vivas y se extenderá hacia afuera. En la medida que no lidiemos apropiadamente las auto-emociones negativas, transferimos esa energía a la tercera capa del campo energético humano que es la mental-racional y ahí se transforman en autocríticas o sentimientos de segundo nivel (no sirvo, me odio, no soy buena) y en consecuencia se comprime más el segundo campo.

Para recargar el segundo nivel, hay que transferir la energía del tercer campo de vuelta al segundo y una forma muy fácil es dejar aflorar los auto-sentimientos cualquiera sean.  De esa manera lograrás que el "me odio" se convierte en "me duele” y de ahí llegarás al "me amo como soy”.


Conócete a ti mismo: quítate la máscara

Ojo, lo anterior no quiere decir que debamos ocultar los sentimientos y emociones negativas hacia nosotros, eso es lo que normalmente hemos hecho durante mucho tiempo por un efecto de la autocritica impuesta por el entorno social que la más de las veces es para parecernos a  “modelos” creados por la sociedad de consumo o para agradar a otros. Por el contrario, hay que sacarlos a flote para hacernos conscientes de ello. 

Hay que echar a ese impostor, pero es muy importante que lo hagamos con la intención de sanar, de dejarlo ir, liberarlo, que se marche de nuestra vida. Da rienda suelta a tus sentimientos y emociones negativas. Suéltalos, acéptalos como son y déjalos, pero eso si, debes observar que esto no se convierta en un hábito y reiteramos, debes tener la intención de sanar. 
Se trata de percibir que hay “tras la puerta” tal como lo expresa el poema del mismo nombre canalizado por la Dra. Pierrakos:

Tras la puerta

Tras la puerta de sentir ti debilidad, reside tu fuerza.
Tras la puerta de sentir tu dolor, reside tu placer y gozo.
Tras la puerta de sentir tu miedo, reside tu seguridad y confianza.
Tras la puerta de sentir tu soledad, reside tu capacidad de sentir satisfacción, amor y compañía.
Tras la puerta de sentir tu odio, reside tu capacidad de amar.
Tras la puerta de sentir tu desesperación, reside tu esperanza verdadera y justificada.
Tras la puerta de aceptar las carencias de tu infancia, reside ahora tu satisfacción. (Pierrakos. E, s.f. cp. Brennan, 1993, p. 153)

A menudo conocemos a los otros, a nuestros hijos, nuestros esposos, novios, hermanos, etc., y nos vanagloriamos de eso, pero ¿te conoces a ti mismo?, ¿te ocupas por saber exactamente quién eres?; ¿qué sientes? ¿Por qué ese miedo? ¿Por qué ese odio?...Abre la puerta y has introspección, solo así podrás acceder a lo que dice la inscripción en el templo de Delphos:

HOMO NOSCETE IPSUM
“Hombre conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los Dioses”

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Referencias bibliográficas
Brenna, B (1993).Hágase la luz: manos que curan 2. Nueva Era: España.
Van Gelder, D (1991). El aura. Nueva Era: Colombia.

Fuentes de las fotos: