28.7.08

¿ TU TRABAJO TE GENERA TENSIÓN? (Elimina las toxina. Parte III)

¿Sabías que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el trabajo? A veces tanto, que otros aspectos trascendentales en nuestra vida reciben menos atención, por ejemplo: nuestros hijos, pareja y nosotros mismos. ¿Cuántas veces has laborado estando enfermo?, ya ni te acuerdas ¿verdad? Conclusión, el trabajo nos importa y por ende, debería ser una fuente constante de satisfacción y alegría. Lamentablemente la realidad es otra, porque no todo el mundo trabaja en lo que más le gusta o en un ambiente libre de tensiones. Hay épocas o momentos en que las circunstancias del entorno laboral cambian de tal manera que nos generan inseguridades, miedos, nos sentimos subvalorados o abrigamos sentimientos de inferioridad. Esas y otras realidades son fuente de tensión negativa, la cual es tóxica para nuestro cuerpo, mente y espíritu y nos envejece.


No es posible que el común de la gente; es decir, la mayoría de nosotros, pueda renunciar a su trabajo "así como así", pero si lo es, el que conozcamos y utilicemos mecanismos para que manejemos apropiadamente la tensión negativa y la aminoremos, para evitar que afecte nuestra eficiencia y que la situación se convierta en un círculo vicioso llevándonos directo al fracaso.


He aquí algunos pequeños consejos:


En un plano general

1) Hay que comprender que el cambio es la norma y no la regla. Hay que afrontar el cambio con guáramo para cambiar nosotros también. Sin cambio no hay apertura 2) Evalúa lo más objetivamente posible las prácticas viejas, porque a veces lo que fue bueno en el pasado; aún por muy excelente que hayan sido los logros, no lo es ni funciona ahora en el presente. 3) Los sentimientos de miedo, inferioridad, baja autoestima e inseguridad; entre otros, impiden que nos centremos en la búsqueda de significados y metas gratificantes, sustitúyelos por los positivos (relee el artículo anterior sobre las emociones tóxicas) 4) Debes asimilar la idea que las dificultades que encontramos en el camino son oportunidades para crecer y fortalecernos como seres humanos.


En un plano personal

1) Desarrolla tu imagen positiva. Es más importante la forma en que tú te ves a la de cómo te ven los demás. 2) Aprende a autoevaluarte para conocer tus fortalezas y debilidades, así podrás utilizar mejor las fortalezas, y crecerás con la superación de las debilidades. Las fortalezas - incluidas la físicas- son dones que Dios nos ha dado y no precisamente para guardarlas. Si las conoces las podrás usar. Pero recuerda has un buen uso de las mismas, sólo para tu bien y el de los demás. 3) Nunca pierdas la fe en ti mismo ni en tu poder interior. 4) Practica la humildad, no permitas que el ego te domine. El ego tiene el afán de poder, de necesidad de aprobación y control, cuando el ego nos domina somos serios y arrogantes.


En el plano de las acciones

1) Preocupate por el aprendizaje constante. Actualízate en tu campo de trabajo, estudia, está atento a los cambios y nuevas tendencias en arte, ciencia, política, tecnología, etc. 2) Practica al menos una actividad que te sea gratificante, como por ejemplo; hacer algún tipo de ejercicio físico, realizar alguna actividad manual, social, artística 3) Trata de mantener relaciones y comunicaciones positivas --al menos francas-- con los jefes, compañeros de trabajo y los aliados más allegados. Nunca hagas lo que no te gustaría que te hicieran. No te lleves a los demás “por los cachos”. De esa manera estarás creando un ambiente laboral emocionalmente sano. 4. Alégrate de la vida, de tú vida. Sé como un niño. Recuerda siempre que la seriedad es una expresión del ego, que a la larga o a la corta destruye lo mejor que tenemos: esto es, el poder vivir humanamente.


Añade a tu trabajo ese toque personal de tu humanidad

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