¿Qué son los cristales?
Los cristales son minerales y en sentido estricto son considerados como tales: las piedras preciosas ( Vg. esmeralda, rubí, topacio) y las semi preciosas (Vg. cuarzo, turmalinas, ojo de tigre). Su composición molecular les permite irradiar energía que a su vez producen vibraciones.
Como la estructura de los cristales es muy estable, sus átomos e iones se mueven en forma equilibrada, de manera tal que sus vibraciones siempre son estables y positivas. Al conectarse esta energía estable con otros campos de energía, los ayuda a equilibrarse, focalizarse, balancearse, purificarse o tonificarse.
¿De qué forma nos ayudan los cristales?
El ser humano también irradia su energía: “la energía vital”, que va de dentro hacia afuera y produce el Aura. Todos tenemos un Aura que nos rodea, sólo que ésta no es visible para la mayoría de los seres humano. El Aura son las vibraciones producidas por la energía vital, por lo cual es análoga a la de los cristales, con la diferencia que no es estable; es decir, no siempre se encuentra equilibrada o en armonía, porque es muy sensible a diversos factores físico y emocionales. Pues bien, la vibración de los cristales; que como dijimos, siempre está en equilibrio, se conecta con el Aura de las personas y al juntarse los dos campos; es decir, la energía del cristal con la energía vital, el cristal traslada sus vibraciones positivas al Aura y ejerce su acción purificándola y armonizándola.
Por lo antes expresado, es que los cristales son de gran utilidad para ayudarnos a superar depresiones, mejorar la salud más rápidamente, impulsar cambios emocionales o espirituales, aliviar dolores focalizados, incrementar capacidades, mejorar la calidad de vida, centrarnos para tomar decisiones acertadas, entre otras bondades.
¿Cómo elegir y prepara tu cristal?
Podemos utilizar un tipo de cristal que esté en sintonía con nuestro signo zodiacal o elegirlo de acuerdo a cada necesidad. Sin embargo la intuición es muy útil a la hora de elegir tu cristal. Guíate por la sensación que te despierta su color, su textura, por lo que sientes al tenerlo en la mano, póntelo en el entrecejo ( donde está el tercer ojo) a ver si sientes un cosquilleo u otra sensación especial, tal vez ese es tu cristal.
Una vez tengas tu cristál, purifícalo antes de usarlo. Para purificarlo puedes lavarlo con agua corriente y colocarlo posteriormente en un plato de cerámica o vidrio. Déjalo unas 24 horas en una ventana, la idea es que tu cristál se impregne con la maravillosa y mágica energía del sol y de la luna. Es bueno que de vez en cuando hagas esta operación para que siempre estén limpios y te protejan mejor ya que ellos absorben todas las energías negativas que te llegan.
¡Ah¡ También debes saber, que el poder de los cristales no tiene nada que ver con esoterismos, sino que pertenece al mundo de la ciencia.